España ha conseguido quemar en 12 años una tradición comercial y de marketing que se mantiene en los USA desde los años 60. Según van comentando en los medios, el ímpetu de esta venta, que en los Estados Unidos es un momento clave en todo ejercicio comercial de marcas y distribuidores, pierde gas de una forma muy notable debido a la masificación habitual del engaño, la trampa y la mentira.
Media Markt introdujo la promoción en 2012 - doctor Google dixit - aunque en 2010 fue Apple el que movió ficha haciendo promoción del día y tratando de importar el empujón de ventas. Desde ese momento, la picaresca ha tomado posiciones y los consumidores ya saben que la inmensa mayoría de las promociones y descuentos son fraudulentos o, simplemente, no vale la pena sacar la cartera para adquirir los productos.
Por si esta situación no fuera suficiente, debemos añadir la enorme proliferación de timos y fraudes a la que nos someten los piratas de internet, de forma que el consumidor se enfrenta a un espacio de inseguridad, desconfianza y fraude que frena la compra, algo normal. La cosa es tan notoria que es fácil encontrar sites y aplicaciones que, acumulando los históricos de precios desde un tiempo concreto, nos pueden decir si la cosa vale la pena o nos toman el pelo. Aquí os copio 5 de ellos, pero hay muchos más: CamelCamelCamel, Idealo,Keepa,Kelkoo y Verificador de Ofertas.
Nuestro país es capaz de cosas estupendas, pero tenemos la puñetera costumbre, una acendrada tradición de siglos que mantiene la picaresca como un valor aceptado, casi positivo. ¿De dónde nos viene esa tradición? ¿Acaso nuestro origen se remonta a culturas que aceptaban el uso de la mentira y el engaño como una muestra de inteligencia y valía? ¿Cuál de entre fenicios, griegos, romanos, árabes, celtas o íberos nos legó esa mierda genética que nos impide ser calvinistamente honrados?
Es muy posible que muchos de esos comerciantes que manipulan precios engañando o tratando de engañar a sus clientes -de los que viven y a los que, en pura teoría deberían mimar y respetar - se instalen en la barras de los bares esperando el café de la mañana echando pestes de los políticos corruptos que señorean los titulares de la prensa o se convierten en el centro de la conversación.
La corrupción, en todas sus formas, envenena la sociedad y debería ser rechazada sin matices o excepciones, pero no es el caso: el listillo capaz de “buscarse la vida” engañando al estado, al cliente o al vecino, sigue siendo no sólo tolerado sino puesto como un ejemplo a seguir. Una pena.